miércoles, 11 de septiembre de 2019

Podría ser, ¡¿ORA ORA?!

Año. Noches. Ideas. Alcohol. Basura en la calle. Una Virgen blasfema. Un Cristo blasfemo. Voces. Sueños. Felicidad artificial. ¿Felicidad real? Alcohol. Perspectiva. Perspectiva. Una vez más. Invierno. Segundos contados. Estaciones a la inversa. Miradas. Miradas. Una tarde en la playa. ¿Cruzamos? Alcohol. ¿Coincidencias? ¡No lo creo!.. Dijo el profesor loco. Más. Más. Más. Necesito. Necesitas. Amigos. Amistad. Camaradas. Hermanos. Siempre. Agosto. Dulce. Amargo. Sabor... Alcohol. Alcohol. Algo que tiembla. Algo que cae. Algo que se rompe. Ruido grotesco. Se repite. Retrospectivas. Primeros años. A lo lejos... No. O quizá sí. ¿Dolor? ¿Gustas de él? Conocimiento. Autoculpa. Insomnio. Alcohol. Color magenta. Magenta. Abierto. Duele. Dulce. Sincero. Paraíso. Parques inmundos. Alcohol. No. Experimento. No. Receptáculo. No. Nada. Todo. Tú. Tú. Alcohol. Tú. Súplica muda. Escuchas. Mentiras. Distorsión. Se rompe. Detenerlo. Deber. Mío. Propio. Benzodiacepinas. Más. Más. Cabellos. Labios. Ojos. Bola de cañón. Humano. Boca. Rojo. Dulce. Magenta otra vez. Alcohol. Alcohol. Cosas que se tuercen. Cosas que se rompen. Otra vez. Cosas que duelen. Fin. Oscuridad. Cuerpo corrupto. Gusanos. Mierda. Sí. Lleno de mierda. Nunca. Nunca. Podrás. Amarte. Alcohol. Alcohol. Alcohol. Alcohol. Alcohol.

jueves, 21 de marzo de 2019

Hacia las estrellas [una porquería que escribí hace tiempo]

Me has visto nacer. Me diste la vida, la piel, me insuflaste con tu Aliento, tus hilos sagrados se enhebran y se agitan en el murmullo cósmico con el que diste Ser al visón, al ave, al pez en el mar. Te siento. Me haces vibrar de amor. Me haces querer hundir las uñas en mi carne, arrancarme la piel a tiras, me quemas como el mismo fuego de la Vía Láctea. Mi útero primordial. En ti quisiera dormir para siempre, contigo voy más lejos de donde nunca jamás soñé, contigo exploro mundos escondidos más allá del azul y del negro… Escucho el sonido de unas trompetas lejanas, tocas mi pecho con tu mano. Mueves los labios. Tus ojos me miran con una tristeza infinita. Y de pronto tengo ganas de llorar. Hemos viajado mucho tiempo y nunca pude darme cuenta de la Única Verdad. Soy tu hijo y soy tu amante. Y también soy tu condena. ¿Es que acaso tan ciego fui? Ahora me muestras un universo caótico. Veo titanes demenciales, pesadillas que recorren la tierra yerma y envuelven a los hombres en locura, veo luces fantasmales en el cielo que toman la forma de nebulosas escalofriantes y planetas envueltos en llamas, extrañas bestias que gritan y copulan en lenguajes extrañísimos y blasfemos. Ven, porque te necesito. Sálvame, sálvate de esta nube de monstruosidad. Recorramos juntos el universo. Destruyamos la caja del gato. Que el sonido del rugido primordial nos llene los oídos. Que lo inexplicable tenga en nosotros la razón más lógica. Vamos juntos. Hacia el futuro. Hacia las tinieblas, la esperanza. Hacia las estrellas.

viernes, 16 de noviembre de 2018

Dios bendiga el clonazepam

Aquí estoy otra vez, sátiros de mierda. Medicado, drogado, pero extrañamente tranquilo. Oye, esto de las drogas antidepresivas realmente funcionan. Es una felicidad artificial, pero felicidad al fin y al cabo. Sí, mi vida sigue siendo una cagada de principio a fin, pero me siento bien. Carajo, de veras el amor nos destruye. Enamórense si quieren amiguitos. Conozcan el dolor, les juro que vale la pena. Que la vida es corta y pronto no seremos más que polvo de cementerio.

lunes, 27 de noviembre de 2017

La lechuza y el gusano.

Hola, cómo has estado. Sí, es una forma estúpida de comenzar una conversación, pero qué va. A veces te extraño. Pienso que quizá tengas tu cabeza enterrada entre las páginas de un libro, o quizá, y lo que es más probable, entre los glúteos de alguna de tus putas, pero es lo de menos. Lo que hubo entre nosotros es algo a la vez tan simple y complicado de describir. No sé si llamarlo espontáneo, tonto, monótono, o agradable. Creo que más espontáneo. Al menos disfrutábamos nuestras charlas y veladas nocturnas, en el nidito de amor que teníamos en Trujillo. Y también fue cosa de ambos dejar de vernos. Es decir, tú te aburriste de mí, y yo de ti, y no hay nada de malo en eso. Los caminos convergen y divergen a la vez. Debo admitir, no obstante, que a veces, cuando leo algo interesante, o cuando se me ocurre alguna idea tonta, pienso, “oh vaya, esto debo contárselo a mi lechuzón”, y resulta que mi lechuzón, estando también cerca como a un clic de distancia en el asqueroso chat del Facebook, está tan lejos en ese cruel mar de la indiferencia, jajaja. Pues no caigamos en esa rutina de querer hablarnos sólo por rutina. Te extraño, lechuza loca. Y seguro que algún día volveremos a encontrar un nidito desocupado, muy, muy lejos de aquí.

miércoles, 24 de agosto de 2016

Día 13: dolor ininterrumpido

Quizá desde el principio lo supe, desde el principio me lo busqué. Y yo no quiero justificarme a mí mismo, porque tampoco he sido un santo. Los días mueren con demasiada lentitud y ya no sé qué hacer con este hueco que hay en mi pecho, en el sitio donde estaba mi corazón. ¿Es mi castigo por ser malo? ¿es algo más? Pero el dolor sigue. De veras que duele, por mis venas aun fluye ese veneno que es tan empalagoso y letal. Me ahogo, me hundo. Él (el hombre de los ojos rojos) me arrastra hacia la pesadilla interminable. Hay veces que me levanto, recuerdo y me quiero morir, luego olvido, y al caer la noche, quiero morir otra vez. No sé hasta cuando más pueda aguantar. Tengo miedo de romperme hasta tal punto que cualquier cura sea imposible. Sería mejor descansar de una vez. Tú también lo has pensado, lo bonito que sería cerrar los ojos y soñar para siempre, o desvanecerse en la nada, una nada tan blanca, tan pura, tan sin ti.

domingo, 21 de agosto de 2016

Grito silencioso

Perdónenme. La culpa no es de ustedes. Es únicamente mía. Pude cambiar el mundo, pero no lo hice. Perdí la oportunidad y ya no queda ninguna más. No quiero ver mi tiempo desvanecerse en la nada, mi juventud perdida, mi vitalidad diezmada por este caos sin principio ni fin. Quise encontrar motivos. La luz del sol. El viento que sopla entre los árboles. La sonrisa de un niño. La espontaneidad de una conversación entre dos personas que se conocen desde hace mucho. De veras quiero. Pero el grito se me atora en la garganta. Si algo me queda del honor que tengo como ser humano, prefiero no acabar mis días en la total miseria. El color, el sabor, todo eso sabe a una espantosa nada. No quiero decepcionarlos, ni que vean al hijo que han criado todos estos años convertido en un parásito asqueroso. Eso sería lo peor para ustedes, y jamás me lo hubiera perdonado. Que esta sea mi última voluntad y mi última venganza contra los seres que destruyeron mi mundo.

lunes, 15 de agosto de 2016

Si tú volvieras...

Antes de conocerte todavía me quedaban esperanzas de vivir. Por qué me las has quitado. Por qué me has arrebatado todo. Era feliz en mi ceguera. Creía que el mundo era hermoso tal como lo describen las páginas de los libros. Pero no es más que una pesadilla de cables retorcidos y destellos espectrales. Yo no fui más que el chico dócil que sonría y te complacía cuando te sentías miserable, porque sabías que yo estaría allí. Te compartí cosas muy mías y las destruiste. Mi dignidad, mi orgullo, hasta mi propia inteligencia. Te vas con fantasmas de piel blanca y labios húmedos, criaturas que buscan su propio placer en rezagos de carne putrefacta y llena de larvas, pero cubiertas de perfume. Antes de ti todavía habían sueños, aunque pequeños, estaban ahí. Te desnudé mi alma. Te dejé conocer ciertos recovecos de mi mente porque andaba a tientas en la oscuridad esperando encontrar tu mano que me guiaba. Lamentablemente el telón del mundo se ha corrido y ahora las cosas caen frente a mí como realmente son. La belleza murió para mí. Las hojas de papel, que tan dulces me parecieron en mi inocencia, murieron para mí. Quizá allá lejos, en las estrellas distantes, estén los paraísos secretos que tu crueldad me los ha prohibido en esta tierra y en este tiempo.